Viajar saboreando España

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Viajar saboreando España.

Las primeras rutas “Saborea España” buscan potenciar el turismo gastronómico, sostenible y saludable.

Una apuesta que cuentan con el apoyo de la Secretaría de Estado de Turismo, la asociación Euro-Toques que agrupa a cientos de cocineros –entre ellos nada menos que 110 estrellas Michelin– y la Federación Española de Hostelería (FEHR) que representa a los más de 170.000 establecimientos dedicados a esta actividad en España y sus 1,7 millones de trabajadores, la Asociación Española de Destinos para la Promoción de Turismo Gastronómico, la Federación de Asociaciones de Cocineros y Reposteros de España (FACYRE) y Paradores de Turismo.

Esta propuesta viajera, tiene por objetivo guiar a los turistas que vienen a nuestro país a lo largo de distintas Rutas Gastronómicas que han elaborado desde Saborea España. La idea es que con el hilo conductor de la gastronomía y sus productos, el visitante conozca también la historia, la cultura, la naturaleza, las playas o bosques y las gentes de cada localidad.

Las primeras tienen por escenario Valladolid, Valencia, Sevilla, Lanzarote, Gran Canaria, Dénia (Alicante), Cambrils (Tarragona) y Vinarós (Castellón), pero tras ellas habrá muchas más. La gastronomía ocupa un papel protagonista entre las prioridades de los viajeros, tanto nacionales como extranjeros. Estos últimos lo indican año tras año entre las principales razones para visitar nuestro país. De los 82 millones de visitantes extranjeros que vinieron a España en 2017, casi 15 millones lo hicieron atraídos en primer lugar por la gastronomía, lo que supone un 20% del total de turistas que eligen España como destino de viaje. La cifra es más reveladora aún al considerar que el turismo extranjero generó alrededor de 60.300 millones de euros.

La ruta por Valladolid está llena de aromas, cromatismo y sabor, fusionando el pasado con el futuro: alta cocina y cocina tradicional se dan la mano para satisfacer las necesidades del viajero más exigente. Sin olvidar su plato estrella, el lechazo, en los últimos años, son las tapas, que han dado a la gastronomía española fama internacional y Valladolid ostenta el título indiscutible de Capital de la Tapa. Las barras de sus bares y restaurantes se llenan de estas joyas de la cocina en miniatura. Además, la provincia de Valladolid posee cinco denominaciones de origen: Rueda, Ribera del Duero, Cigales, Toro y Vinos de la Tierra de León.

Valencia, mediterránea por esencia, basa su gastronomía en la riqueza de materias primas y de cultivos locales surgidos de un territorio único. El mar Mediterráneo, la huerta valenciana y las sierras que la rodean, dan lugar al arroz, las naranjas, las hortalizas, las frutas y los pescados del Mediterráneo que, por su calidad, elevan el sabor de los platos elaborados a la categoría de exquisitos. Por supuesto, su plato estrella es la paella, reconocida en todo el mundo e identificada en muchos casos como el típico plato español. Pero junto a ella hay más de 40 variedades de arroces, guisos de pescado mediterráneo como el suquet de peix o las anguilas en all i pebre, la fideuà o salazones de pescado con los que elaborar platos típicos como el esgarraet o el espencat. Postres herencia del pasado árabe de la ciudad, bebidas singulares como la horchata o la lista de vinos con denominación de origen completan este patrimonio culinario.

Igualmente mediterránea, Dénia contempla cada día el ir y venir de barcos de pescadores, el paisaje salpicado de veleros y el ambiente de sus fiestas se complementan con una gastronomía de fusión mediterránea. Si del mar hay que elegir una protagonista, en Dénia es sin duda la gamba roja. De un color rojo más vivo posee un sabor más intenso que hace que se la considere la mejor del mundo. Primordialmente hervida en agua de mar o a la plancha con un poco de aceite y sal, su elaboración es sencilla. Ello no imposibilita que se experimente con nuevas recetas, que den un toque creativo al plato sin restarle protagonismo a su materia prima principal. El segundo plato estrella de Dénia, y de toda la provincia de Alicante, une mar y tierra. Se trata del arroz a banda, que en sus orígenes los mismos marineros preparaban en sus barcas.

La gastronomía en la capital de Andalucía es natural reflejo de la complejidad y sofisticación de su riquísimo legado histórico. Sevilla ha recogido en su cocina la tradición de todos los pueblos que se han asentado en ella a lo largo de la Historia: romanos, judíos, musulmanes, cristianos, etc. Una ciudad en la que se funden costumbres y sabores de Oriente y de Occidente, que incluye la crucial aportación de los productos de América, su condición de ciudad interior pero con un histórico puerto fluvial y una estrecha relación con las costas cercanas. El tapeo es una arraigada tradición que los sevillanos practican a diario, una manifestación social definitoria de su cultura y gastronomía. Sevilla es cultura del aceite, la naranja, el arroz, la carne de toro, dulces de convento… Sevilla vive en la calle y alrededor de las mesas de sus bares y restaurantes.

Al extraordinario clima de Lanzarote y del resto de las Islas Canarias, se le une una gastronomía única, sostenible, ligada al territorio, rica en productos y creadora de paisaje. El resultado no puede ser más gratificante, y Lanzarote tiene el don de ese vigoroso Atlántico que le dota de frescos y sabrosos pescados y mariscos. De su campo brotan verdaderas joyas gastronómicas; como son sus papas o batatas de jable; de su ganado, unos quesos magistrales, premiados a nivel internacional; y de su singular paisaje, unos vinos de una variante de uva única en el mundo, la Malvasía Volcánica.

La vecina Gran Canaria es una tierra llena de contrastes, un destino que despierta los sentidos. El mar, su origen volcánico, el sol, sus gentes y su inigualable materia prima hacen de este maravilloso enclave en el Atlántico un poderoso caldo de cultivo de grandes cocineros que han convertido la gastronomía de la isla en una razón de peso para visitarla. La sama y el mero, el cochino negro canario o el queso Flor de Guía son algunos de los excelentes ingredientes utilizados por los maestros de la cocina grancanaria en la que también tienen protagonismo otros productos cultivados en la Isla como el aguacate de Mogán, las fresas de Valsequillo, las naranjas de Telde o las piñas y cebollas que se producen en el municipio de Gáldar.

De regreso al Mediterráneo Cambrils, en pleno corazón de la Costa Daurada, es un municipio turístico que une tradición y modernidad, y cuenta con una flota pesquera que, como es costumbre, cada tarde trae esos frutos del mar, tan apreciados por la gastronomía y con los productos de la cooperativa agrícola que son la base de una cocina de reconocido prestigio. Galeras, alcachofas, calamar o el aceite de oliva arbequina, son algunos de los productos más valorados, que junto con el romesco o los fideos rossos, forman parte del ADN mediterráneo de Cambrils.

No muy lejos, y también en la costa mediterránea, se pueden disfrutar los excelentes langostinos de Vinaròs, además de sus 25 playas y recónditas calas, el paraje natural de la Serra del Puig que han convertido a esta localidad en la capital gastronómica de la Costa del Azahar. Si hablamos de gastronomía los pescadores, agricultores, productores, panaderos, pasteleros y cocineros son los auténticos protagonistas. La tradición marinera unida a la riqueza de hortalizas y verduras de su agricultura aportan una amplia variedad de sabores y aromas a su mediterráneo recetario de cocina. Los arroces, pescados y mariscos, junto al langostino de Vinaròs de reconocida fama en el mundo gastronómico por su sabor y calidad, son la base culinaria de los más variados y sabrosos platos.

Las primeras 8 rutas gastronómicas son propuestas llenas de sabor para un turismo de calidad y seguro que vendrán muchas más.

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