Por qué nos enamora Berlín, dónde ir en esta ciudad siempre despierta
Berlín es una ciudad siempre sorprendente y que sigue haciendo justicia a su fama de capital cultural europea. Centro neurálgico durante buena parte del siglo XX, con una historia turbulenta y dramática, en la actualidad, sigue reinventándose y ofrece lo mejor de sí misma al viajero ya sea visitante por turismo o por trabajo.
La ciudad nos ofrece Hoteles emblemáticos de lujo como el Adlon, junto a la Puerta de Brandembrugo, con sus chaquetas rojas, recibiéndote en la puerta, y nuevas incorporaciones como el Ritz Carlton, junto a la Plaza Sonny o el Hilton, una torre sobre el Berlín occidental. Son una muestra de la mejor hospitalidad y lugares desde los que salir a explorar una ciudad siempre despierta.
Una buena forma de empezar a conocer la ciudad es dar un paseo hasta la Plaza de la Gendarmería y comer o cenar en el restaurante Agner, un magnifico menú de caza, para continuar por su casco viejo dentro de lo que fuera el lado oriental del Muro. Os recomendamos subir a la cúpula del Parlamento y además de hacer fotos de los tejados de la ciudad, entrar en el restaurante Kafer para tomar un café con una rica muestra de pastelería alemana. O darnos un homenaje de comida española del más alto nivel, en 5 By Paco Perez, junto a la embajada española.
Una opción muy atractiva, para conocer la ciudad es coger un barco que te lleva por el rio y pasa junto a la Isla de los Museos, la catedral, pasa por una esclusa nivela más de un metro, pasando a lo largo de lo que fue la frontera fluvial entre Berlín oriental y occidental, junto a cuyo cauce aún puede verse parte del Muro con los famosos grafitties.
No podemos olvidar hacer una visitar la Isla de los Museos, el Museo Pérgamo y el Neus Museum concentran entre sus paredes, unas de las colecciones de arte egipcio más importantes, con el busto de Nefertiti como principal reclamo.
Menos artístico , pero no menos histórico, es el clásico Check Point Charlie, punto fronterizo de la postguerra, entre el área americana y la rusa, que durante la guerra fría, albergó uno de los episodios más peligrosos y conflictivos.
Berlín con sus restaurantes, museos e infinidad de reclamos a la memoria histórica de los europeos, no deja indiferente a ninguno de sus visitantes y es siempre un buen lugar al que volver.
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